lunes, junio 23, 2008

Si no me atreviera a caminar bajo un aguacero

La gente disfruta la idea de caminar bajo la lluvia hasta empaparse. Digo que disfruta la idea porque de aquellos que lo hacen, en lo observable, resulta evidente que muy pocos lo hacen por gusto.

Una de estas bellas tardes nubladas entré a un café internet luego de pasar al cajero por el dinero de la renta; al salir llovía a cántaros, las gotas se precipitaban furiosas contra el suelo como si hubiese un premio para la que cubriera la distancia entre las nubes y el suelo primero.

Tuve el impulso de quedarme en el internet, pero no encontré una buena razón para hacerlo, así que salí del establecimiento y en pocos segundos estaba completamente empapado. Es tan refrescante, distinto a tomar un baño con agua fría o templada, la brisa y el exterior lo tornan un fenómeno completamente diferente; es tan relajante, la sensación de las gotas de agua chocando contra tu cuerpo incesantemente; es tan interesante, el sonido arrullador de la lluvia se cierne sobre el resto de los sonidos urbanos, ahogándolos como en un letargo aunque sin suprimirlos por completo.

Caminé hasta el mercado de Tacuba, pues me dirigía ahí a comprar flores. La lluvia menguó en tanto que me aproximé a las inmediaciones del centro de comercio, fue entonces que lo noté, dos personas desde dos automóviles en momentos distintos de mi llegada al mercado gritaron "¡¡¡wúuuuuuuuu!!!" Celebrando que yo me hubiera mojado. Acto seguido un intercambio de esas extrañas y efímeras sonrisas citadinas. Compré las flores sin comentarios adicionales del vendedor, pero al salir del mercado el del puesto de dulces entre risas me dijo "ahora sí te empapó", siguíó el intercambio de sonrisas efímeras y seguí mi camino.

No todos tienen ocasión de mojarse en la lluvia, algunos podrían tener que llegar a trabajar, estar lejos de casa o temer por la posibilidad de enfermar; "soy afortunado" pensé al reparar en el hecho, tengo muchas circunstancias que le permiten a uno sentirse especialmente vivo.

De modo que, si no me atreviera a caminar en la lluvia, si no me atreviera a -de vez en cuando- intercambiar sonrisas con un extraño, y sobre todo si no me atreviera a llevar flores a la que amo, sería decididamente un pobre diablo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos los días lo leo. Aunque publicaste un blog sobre mi pensar todos los días los leo.

Y he encontrado muchas cosas que no me gustan.

Este no es el caso, cuando no me gustan mejor no comento, mis criticas te las haré por messenger sin embargo hoy, permiteme felicitarte.

Este blog del día de hoy es digno.

Muchas felicidades

Chopperstardust dijo...

atreverte a vivir es la única razón verdadera por la que pisamos el planeta, He aprendido que las cosas que parecen mas simples son las mas placenteras y son las que te hacen respirar y exhalar vida.
ENHORABUENA y muchos momentos de esos.

Námaste Heptákis dijo...

Pues sí, es cuestión de atreverse pero como decisión, pues de lo contrario no podría hablarse de un sentido en la vida y ahí sí el sino es el del pobre diablo.

Anónimo dijo...

AHH SI QUE RICO ES MOJARCE BAJO LA LLUVIA EN ESTADO DE VALEMADRISMO POR SI TE VAS A ENFERMAR O SI ESTAS LEJOS DEL HOGAR... LA NETA ES DE LAS POCAS COSAS QUE SE PUEDEN DISFRUTAR EN ESTA CIUDAD DE LA MADRE NATURALEZA...

Anónimo dijo...

AHH SI QUE RICO ES MOJARCE BAJO LA LLUVIA EN ESTADO DE VALEMADRISMO POR SI TE VAS A ENFERMAR O SI ESTAS LEJOS DEL HOGAR... LA NETA ES DE LAS POCAS COSAS QUE SE PUEDEN DISFRUTAR EN ESTA CIUDAD DE LA MADRE NATURALEZA...