martes, agosto 12, 2008

Y ella dijo sí...


Hoy hay doble post porque no puedo dejar de gritar rabiosamente al ciberespacio y sobre todo a los lectores, amigos, conocidos y enemigos -para que se les revuelva el estómago- lo feliz que me siento: Ella dijo sí.

El espartano errante llegó puntual a su cita, traía consigo dos botellas de dry gin que el muy ñero no sabía para qué servían, pero que venían como bono adicional al encargo que valientemente fue a traer de tierras remotas.

Me era precisa una segunda opinión, no porque dudara de la belleza de la prenda en cuestión, sino porque necesitaba ver la reacción que causaba, así que en la nebulosa tarde salí a buscar a Nancy. La muy ñoña tardó una eternidad en salir de su ñoña clase; finalmente caminamos hacia el pasillo, se sobresaltó, abrió tanto los ojos que sus pestañotas pegaron con sus cejas, "¡Es tan bonito!, ¡y cómo pesa!, ¡es perfecto!" Sí, esa es la reacción que buscaba, perfecto...

La idea de ir a un restaurante caro quedó descartada porque: A) Es trillada y B) Una vez saldada la deuda con el espartano errante seré fatalmente pobre.

Nos dirigimos entonces a la tienda Puma y compramos velas, "debe ser como si hubiera muchas estrellas" dijo Nancy; de camino a casa compraría flores, doce ortodoxas rosas rojas, todo listo...

Debatí con quien me guste o no, y más aún, le guste o no, ha sido mi mentor ya a través de varios años, el Dr. Raúl Alcalá sobre las razones para formalizar la vida en pareja, cierto es que un papel no hace la diferencia, ya sea ante la iglesia o el estado, pero también es cierto que son propios -y exclusivos- de los hombres los actos del lenguaje, decirle a las cosas por su nombre es tal vez accesorio, pero bello y prefiero no pensar la vida sin ello.

Casi llegando a casa el plan se vió trunco, hubimos de encontrarnos en un cafetín del camino y la sorpresa de las flores se descubrió: "¿Me trajiste flores?"; "No, me las dieron a mi... ja ja, digo, sí claro, las traje porque estabas en desgracia y había qué socorrerte..."

En medio del letargo de la madrugada las paredes se tiñeron con la delicada luz de las velas, el olor a parafina y el calor de la noche tornaron el aire especialmente denso, particularmente acogedor, me escurrí entre las sombras para sorprenderla, de un sobresalto despertó.

"Hay qué hablar de algo muy serio", sus enormes ojos se sobresaltaron.

Le pregunté si compartiría su vida conmigo, le dije que me hacía muy feliz, tanto como no me imaginaba que fuera posible, que le amo y que la necesito a mi lado.

Asintió con una sonrisa y se sonrojó por un periodo prolongado.

El tiempo pasa más lento, el corazón late tanto como puede, el aire es más denso, apenas sucedió y su recuerdo ya parece obnubilado...

Por la mañana pude decirle a mis nuevos estudiantes que soy una persona feliz, festejarlo con un abrazo con otra amiga, y escribirle a todo el mundo: Ella dijo sí.



pd. Minas: Ya ni saquen ficha, se les ha ido el tren OTRA VEZ, Y AHORA SÍ YA NO VUELVE ja jaaaa ja.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y vas a ver que todo será felicidad, en tanto no tengan pichorritos hahahaha, que felicidad!!!

Pecatus dijo...

Sí, muchas felicidades pero, no te perdono que en vez de publicitarme a mi, muestres a unos nacos que tienen leche materna de sobra y la venden por unos cuantos euros... Pinche Gin güey.


¿Qué decir? Así es el amor.




*Claro que conocía el para qué de las Dry Gin, pero era más emocionante introducirlas preguntando sobre el móvil de las mismas.

Unknown dijo...

Mis felicitaciones!