(No cabe en este post acotación alguna.)
Uno puede ser un caballero, puede ser un héroe o una estrella de rock, pero pese lo que nos pese, no podemos hacer que alguien nos ame rabiosamente; posiblemente se vuelve especialmente sensible en el caso de quien nos ama serenamente, pues en tanto que nos conoce y tiende hacia nosotros por voluntad y no siendo víctima de una pasión, será difícil que le sorprendamos con disfraces de héroe trágico, pues puede ver tras bambalinas.
Si no obstando el traje azul y el caballo, el fantasma del tibio amor sigue paseándose entre las telarañas del lóbulo parietal y el frontal hay aún algunos modos de intentar seguir viviendo con dignidad: En primer lugar una lobotomía que podría hacernos pensar que somos amados adolescentemente, o bien dejar de amar adolescente mente para en términos de equidad encontrar paz a este respecto, o dejar de preguntarnos al respecto, o intentar algo distinto, o no.
De modo que la única opción seria, puesto que se ha pensado todo lo leído hasta aquí y seguramente más, es confrontar a quien tememos nos ama tibiamente.
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