miércoles, mayo 21, 2008

Al día nublado ciertamente siguió una noche fría, a la lluvia un especial silencio.
Una virtud de los días y las noches frías es que sabemos de cierto que el calor que sentimos es el de nuestros cuerpos.
Ciertamente podemos estar cerca de la estufa, usar un calentador artificial o hasta un anafre, pero es cierto también que es posible que la más ligera alteración en el entorno, o cualquier descuido que descubra alguna parte de nuestros cuerpos cobijados nos deje de nuevo con los huesos helados, de modo que el que cuenta es el calor que logramos hacer nuestro.
Me molesta el calor que no es mío, en tanto que altera mi propio calor se torna agobiante y resulta irritante, ojalá tarden en volver los días soleados, o cuando menos demoren demasiado, tanto que se hayan hecho extrañar.
Un cafecito, un chocolatito, un whiskito... Todas las bebidas en diminutivo sugiriendo un tipo de intimidad lingüística, como si se lograra tornar el lenguaje más acogedor y en consecuencia se sintiera menos frío.
El silencio de la noche es distinto al silencio después de la lluvia. Los pájaros mensos de los que hablaba ayer parecen más discretos, así lo hace también la gente. Pareciera que la lluvia serena las cosas, las adormece, y ese efecto infunde cierto respeto, que como todo, se va diluyendo al paso del tiempo... Poco a poco elevarán el tono de voz, habrán dejado de escuchar a la lluvia para volver a escucharse a si mismos. Por eso es distinto el silencio de la noche, porque no es un silencio que se haga después de que la gran voz de la lluvia se impusiera, no, es un silencio que indica que los hablantes finalmente se cansaron de decir lo que estaban diciendo, de trinar lo que trinaban, de gritar lo que gritaban, de gemir lo que gemían... Ya lo seguirán diciendo mañana.
Debe ser por eso que la fría madrugada después de una noche de lluvia inspira susurrar, es también por eso que se antoja susurrar después de hacer el amor: Hay cosas que no pueden esperar por ser dichas, y silencios a los que no se les puede faltar al respeto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Correr en la lluvia, entre cada gota, jugando a esqiuvar, jugando a mojar... Ranis